Aquí queda unha interesante reflexión que pode ser moi aplicábel a nosa forma de enfrontarnos coa vida:
Cuando yo era pequeño iba al circo y lo que más me gustaba era el número del elefante. El elefante es un animal que desplaza un enorme peso y despliega una fuerza brutal. A mí me asombraba ver que, tras su fascinante actuación, hasta poco antes de volver a la pista, el elefante quedaba sujeto tan sólo por una cadena que ataba una de sus patazas a una pequeña estaca, un minúsculo palo de madera apenas enterrado en el suelo. Un animal capaz de arrancar de cuajo un árbol ¿no podía irse a paseo por donde gustara sin consultar a nadie ni preocuparse de aquel palillo insignificante?
Indagué la razón de proceder tan extraño, al tiempo que peligroso para los que se movían en las proximidades del paquidermo, hasta que un experto en estas cuestiones me explicó que el elefante no escapa porque desde muy pequeño estuvo atado a un palo parecido. Así que, ese animal gigantesco y poderosísimo, no intenta arrancar la estaca porque cree que no puede. En su más tierna infancia se vió incapaz de librarse de la cadena y siempre mantendrá el registro de su impotencia bien guardado en la memoria (memoria de elefante, por cierto).
Elefante
24 julho, 2007
Categorías: Curiosidades
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